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Beatriz dice: «la Llar d’Aitana fue la casa de mis padres y de mis abuelos, donde nací y me crié, como tantas familias la mía emigro a la ciudad, para mi fue un corte con el mundo del pueblo que nunca asimile del todo. Entonces la casa, utilizada sólo como refugio veraniego cayó en inevitable desuso.
Conserve siempre el sueño de volver a la casa, y cada vez que iba con amigos a visitar el pueblo y me alababan la belleza del lugar, sabia que una vez que recuperara la vivienda, también la compartiría con otra gente. Una vez que me afiancé profesionalmente, decidí llevar a cabo mi sueño.
Emprendí el trabajo de restaurar la casa buscando aprovechar todas sus posibilidades